Los préstamos son aquellas palabras que los hablantes de una lengua A toman de una lengua B. Así, por ejemplo, hardware o chalé son préstamos.
Estas palabras suelen venir de idiomas en contacto. Normalmente se pensaría que la cultura más "desarrollada" o "relevante" presta a la menos "desarrollada" o menos "relevante", pero no tiene por qué ser así. Las lenguas en contacto se prestan palabras constantemente y es una relación bidireccional.
No hay más que escuchar en versión original una serie estadounidense para escuchar palabras totalmente integradas en el inglés como amigo, loco, señor... y no hace falta que mencionemos la cantidad de anglicismos que hay en español y en cualquier otro idioma, prácticamente de todo el mundo, dado que la cultura anglosajona es la dominante y el inglés es su lengua.
Las patrimoniales son otro caso: son palabras que no han dejado de decirse nunca en la cadena generacional, que llevan en boca de los hablantes desde el latín, desde el mismo momento en que se formó el español o la lengua que sea.
La proporción entre palabras patrimoniales y préstamos puede que sorprenda: las patrimoniales son una minoría. La abrumadora mayoría de palabras del español (y me atrevería a decir que de la gran mayoría de las lenguas) son préstamos. Según algunos cálculos, solo el 23% de las palabras españolas son patrimoniales. Eso sí, la cifra puede engañar un poco, porque este 23% conforma el 80% de las palabras más utilizadas. Podríamos decir, pues, que sí, son minoría, pero es el grupo de palabras más importante en nuestra comunicación diaria.
¿De dónde vienen las palabras del español?
Por origen, el léxico español se puede clasificar así:
- alrededor del 70% de las palabras proviene del latín. Aquí están incluidas las patrimoniales, los cultismos y los semicultismos. Los cultismos son los préstamos que se tomaron del latín y, en la práctica, solo se les ha modificado el final para castellanizarlas un poco (-um>o). Los semicultismos son aquellas palabras que se tomaron en una fase muy temprana de la lengua y sufrieron algún cambio, pero no todos los que tuvieron las palabras patrimoniales. Por ejemplo, SAECULUM > siglo (cuando, según los cambios fonéticos del latín al castellano, debería haber dado algo como sejo);
- griego, 10%;
- árabe, 8%;
- gótico, 3% y
- otras lenguas, como el vasco, el celta, otras lenguas romances y germánicas, lenguas nativas de Asia o Latinoamérica, etc, 10%.
Aquí hay un problema, porque las cosas nunca son tan fáciles ni tan planas. Las palabras que tenemos del griego, casi todas ellas, salvo las del vocabulario más científico y técnico, han entrado a través del latín, por lo tanto, ¿deberían considerarse patrimoniales o griegas?
La palabra tabú, por ejemplo, cuyo origen está en una lengua de la Polinesia, ha llegado a través del inglés. ¿Es un préstamo inglés o polinesio?
¿Qué problema hay con los préstamos?
Cuando era chico los profes me enseñaron lo que estaba bien y lo que estaba mal. Si el español no tenía una palabra para referirse a determinado objeto, sentimiento o concepto, o surgía un nuevo invento que el español no podía nombrar, era perfectamente lícito coger una palabra ajena. Pero, en el caso de que el español tuviera ya una palabra con el mismo significado, había que evitarla.
Así, nuestros profesores nos censuraban palabras en clase como skate, porque teníamos que decir monopatín, y nos alarmaban sobre el exceso de anglicismos en nuestro vocabulario. No sé qué será de ellos, pero supongo que se estarán mesando los cabellos con las nuevas generaciones.
Esos mismos profesores, sin embargo, se llenaban de orgullo cuando hablaban de los préstamos que el español había dado a otras lenguas, principalmente al inglés. El inglés parecía el enemigo a batir.
A mí eso me chirriaba. ¿Los préstamos en español son malos, pero si los préstamos son del español a otras lenguas, entonces son buenos? Era evidente que ahí no había ningún argumento lingüístico. Más bien, en el sustrato, entre bambalinas, de lo que nos estaban hablando era de preponderancia cultural, social, de resistencia ante la colonización cultural y lingüística anglosajona, tal vez. Quizá era simple orgullo patrio (lingüístico). Sea lo que fuere, el caso es que motivos lingüísticos para rechazar una u otra palabra... parece que no hay.
Un significante (la cadena fónica) se junta con un significado para representar un concepto. ¿Por qué skate cumple peor su función que monopatín? Por nada, ambas son igualmente válidas hable la lengua que hable el que la diga.
Aparte, pensar que un préstamo solo es lícito cuando no existe una palabra en el idioma de recepción supone pensar que el idioma de recepción no puede crear un término, cuando cualquier lengua del mundo está capacitada para nombrar cualquier objeto, sensación, cosa... que le sea necesario.
También he escuchado el argumento de lo adecuado y genuino.
Lo adecuado y lo genuino
Primero hablaremos de lo que es genuino. ¿Qué es lo genuino de una lengua? Como he leído en algún sitio: "lo que es XXXXXXX (introducir aquí cualquier idioma), vaya".
¿Lo genuinamente español es ese 23% de palabras patrimoniales (en el resto de lenguas de nuestro alrededor la proporción es similar)? O ¿algunos préstamos sí son válidos mientras que otros no? ¿Por qué? ¿Cuál es el criterio de aceptabilidad? ¿Es la lengua de origen lo que hace que un préstamo sea mejor que otro? ¿Cuánto tiempo tiene que pasar para que un préstamos sea algo genuino de la lengua que lo ha tomado? ¿Generaciones, décadas, siglos? ¿Lo tiene que decidir una academia? Lo genuino es un concepto relativo, subjetivo y que se presta mucho a la libre interpretación que convenga a cada uno.
He escuchado por ahí que los préstamos son lobos disfrazados de oveja y son una amenaza para la lengua (literalmente). Es exactamente lo mismo que se decía en la España decimonónica sobre las palabras que venían del francés (actualmente la gente ni siquiera sabe reconocer esas palabras y todas les parecen españolísimas). Lo mismo que se dice hoy sobre el inglés. La esencia de la lengua en peligro.
Esa "esencia" de la lengua (que tendríamos que ver qué es exactamente) ha cambiado tantas veces, se ha alterado y modificado tanto con el paso del tiempo, que lo de verdad peligroso sería que no siguiera cambiando, porque significaría que es una lengua condenada a la desaparición. El léxico se renueva con palabras de otras lenguas mientras otras palabras caen en desuso, es una mera cuestión de adaptación a las nuevas realidades. Mientras más global sea nuestra sociedad, más global será nuestra lengua.
Y esto no quiere decir que no haya cosas que a mí, como a cualquier hablante, me chirríen. Intento ser totalmente objetivo, empírico y científico, pero soy una persona de mi tiempo criado en mi contexto y mis circunstancias, y cojeo, como todos. Por ejemplo, me duele el alma cada vez que escucho a alguien decir tengo una call. Pero el problema no es de la palabra ni de la lengua, es mío. A mí esa frase me suena ridícula, pero como lingüista sé que es como cualquier otra y no debo montar una campaña en su contra. La persona que la dice y usa la ha asimilado y quizá el resto de la sociedad, con el tiempo, también lo haga. Y no pasa nada.
Seguimos con el asunto de la adecuación. La adecuación lingüística se entiende como tener la capacidad de modificar tu resgistro de habla según la situación en que te encuentres. No deberías hablar igual con el presidente del gobierno que con tu primo, por ejemplo. No hablas igual defendiendo la tesis ante un tribunal que tomándote unas cañas, por ejemplo. Por lo tanto, una persona que tiene esas herramientas habla bien, o de forma correcta, y una persona que no escoge las palabras adecuadas en cada momento habla de forma incorrecta.
A mí esta conclusión me parece que es plenamente social, no lingüística, y por lo tanto libre a la subjetividad de cada uno. Evidentemente el estándar de las lenguas es una creación de las esferas de poder. Sí, puede que hoy día no sea como antes, pero lo que tenemos hoy es consecuencia de lo que se creó ayer. Por lo tanto, lo que se considera correcto es un producto que la clase dominante ha considerado bueno (y que el grueso de la población ha aceptado, sin duda).
La capacidad para tener un registro mejor está directamente relacionado con la calidad de la educación y del contexto social, que es una consecuencia del poder adquisitivo. Es decir, si has nacido en un barrio marginal y has dejado el colegio con 16 años para trabajar y ganar dinero para sobrevivir, hablarás toda tu vida mal, mientras que si has nacido en el barrio de Salamanca, hablarás bien. No puede ser tan fácil, ¿no? No puede ser tan clasista, ¿no? No puede ser, en fin, tan injusto. Me parece una visión que se acomoda a los estándares de una élite social determinada. No me convence (que igual a ti sí, esto es cuestión de opinión).
Para mí, y esta es mi visión totalmente personal, no es nada fácil decir lo que es hablar bien o mal. Me decanto por pensar que hablar mal es simple y llanamente no saber expresar tus pensamientos. Si no sabes comunicar lo que tienes dentro, si los que te rodean no te entienden, eso podría ser, para mí, hablar mal. Sin embargo, esta conclusión no escapa de polémica, porque parece que se amolda a la teoría de que la función principal de la lengua es la comunicación, cuando esto es debatible. Hablaré de ello en otro momento.
Realmente, el tema de hablar bien y hablar mal es largo y me gustaría dedicarle otro post.
En fin, no hay ningún problema lingüístico (sociales todos los que queráis y probablemente más) en usar palabras de otras lenguas en tu idioma (de hecho, una vez que se usan, ¿no son ya de tu idioma también?), la lengua nunca ha sido ni será pura ni genuina, el léxico es una mezcla infinita que va a seguir mezclándose más todavía con el paso del tiempo, y pensar que una palabra solo puede tomarse cuando no existe en tu idioma es pensar que las lenguas tienen limitaciones para expresar la realidad que nos rodea, lo que no es cierto.
La lengua que ha triunfado más que las demás
Sí, el inglés es una lengua que ha tomado préstamos a mansalva, a cascoporro, a manos abiertas, barra libre de préstamos. Tanto es así que actualmente se calcula que un 29% de sus palabras son de origen francés (aquí se meten también las palabras normandas, el normando fue y es una lengua de oil, un grupo de lenguas del norte de Francia entre las que está el francés), el 29% del latín, el 26% son de origen germánico (aquí están las palabras patrimoniales, pero también las que vienen del antiguo nórdico, del neerlandés...), un 6% del griego y el resto de muchas otras lenguas. El 58% de las palabras del inglés son de origen latino. En español nos consolamos con que la mayoría de nuestras palabras y préstamos son también de origen latino, y eso parece que disimula el préstamo y duele menos, pero en inglés el 59% de palabras viene de otra familia lingüística.
¿Qué le pasa al inglés? ¿Es peor idioma? Pues, socialmente no parece que importen sus préstamos, es la lengua de prestigio y cultura global, las generaciones más jóvenes tienen cada vez más anglicismos y hablan mejor inglés, también consumen más inglés y es una idea general que "en inglés todo suena mejor".
Al final, el resumen de lo que pasa con los préstamos, si me permitís un resumen tan corto como banal e incluso soez, es que hay mucho chovinismo.
Imágenes
Cabecera: pues he puesto préstamos en Google y lo más aceptable que ha salido sin derechos es esto. La verdad es que no es fea, el rollo así como ochentero que tiene me mola. (PxHere)
1_ El foro romano, Roma. Qué sitio tan maravilloso, y cómo nos encanta en el mundo occidental todo lo que fue y pasó en Roma. (PxFuel)
2_ Un nota en skate por la Gran Vía de Madrid, que es la calle más maravillosa del mundo. (Xmigrations)
3_ El Gòtic de Barcelona. Una cosa que em passa sempre a Barcelona i que no em passa a cap altre lloc: sempre que hi vaig tinc la sensació de que no em recordava del bonica que és. M'encanta esta ciutat. Una pena que no tinga la Gran Vía de Madrid. :P Perdó si hi ha algun error en el meu català-valencià autodidacta. (Pixabay)
Casi comparto la opinión del autor... aunque no sé si he entendido bien el "conceto" (sic). ¿Prefiere usar monopatines. scates, escates, eskeits o skeits?
ResponderEliminarA mi también "me duele el alma cada vez que escucho a alguien decir tengo una call". De hecho, si no puedo evitar OIRLO, intento no ESCUCHAR por si quien lo dice no quiere que yo lo entienda. Este no era el caso cuando se lo oía decir a mis hijos... Y confieso que les decía que prefería que dijeran "tengo una llamada" por si lo oía mi madre, que no lo entendería (¡pobre abuela, no saber inglés!).
Perdón por la extensión de este comentario (que he recortado todo lo posible) y gracias por el "blog"¡de verdad!.
Hola, Examiner:
ResponderEliminar¡Muchas gracias por tu comentario! Oye, eres el primero que me ha escrito y hace especial ilusión.
Un saludo.
P.D.: pobres abuelos, que no hablaban inglés. :P